2019 - Un robo en casa de Pablo Carbonell

“¡Qué gustito para mis orejas!” y... un robo


Aquí arriba a la izquierda Pablo Carbonell. Pablo es un músico, cantante y comediante muy conocido en España y también una persona muy simpática. Una vez escribió una canción que no quería publicar él mismo. Así que consiguió que Raimundo Amador la grabara, y al final fue un gran éxito para ambos. El estribillo de esta canción era: "Qué gustito para mis orejas". Con ese título uno no podía sacar conclusiones pero, en el contexto de la letra, resulta que la cabeza del cantante, o más bien, sus orejas, están enterradas entre muslos de una mujer durante el acto sexual. ¡Qué maravilla, estos españoles...!

Hay otra historia sobre Pablo: Vivía en Zahara de los Atunes, en la casa de al lado de la del Gran Wyoming, en la que nos permitieron vivir a Paloma y a mí durante la renovación de nuestra nueva casa en Cádiz. Un día nos dimos cuenta al llegar que algo iba mal: había espagueti en la escalera de entrada, la puerta estaba abierta y el gran televisor ya no estaba en el salón. No había rastros de robo, pero había varias cosas esparcidas por el suelo. Extraño. Abrí la puerta del patio, salí al césped que bordea la piscina, miré a la izquierda en la terraza de Pablo y descubrí que el cristal de la puerta estaba roto. Entré con cuidado y de repente me encontré en un caos total. Todo sacado de sus cajones y esparcido por el suelo, hasta el último piso. Y restos de comida en una mesa en el sótano. Los ladrones anduvieron por aquí un tiempo.

Inmediatamente llamamos a la Guardia Civil de Barbate (allí ambientó Pablo Carbonell su película “Atún y chocolate”, haciendo referencia al atún y al hachís). Llegaron una hora más tarde. Y por supuesto llamé a Chechu (Wyoming) y le dije que estaba claro que alguien había entrado en su casa. Y que, al menos, la televisión había sido robada. "¿Sigue ahí la guitarra?" fue su primera pregunta. "No hay ninguna en la casa", le contesté. Era una guitarra clásica, nada barata, un asunto muy desagradable. Chechu nos dio el número de teléfono de Pablo, diciendo que una vez le dio una copia de la llave de su casa.

Así que los ladrones, según concluyó la Guardia Civil, debieron entrar en la casa de Wyoming con esta llave, de donde se llevaron la tele y la guitarra. Además, durante nuestra última estancia, yo había comprado una herramienta para poder levantar y reparar una pesada puerta de una habitación y ya no estaba en el sótano. Debían de haberla usado para levantar el televisor de su enganche en la pared. Este montacargas estaba ahora en la casa de Pablo, donde parece que lo habían usado para retirar otras cosas. Pablo y Chechu son dos españoles muy conocidos así que tuvimos visitas diarias de la policía durante los siguientes días. Pero ni la guitarra ni la televisión volvieron a aparecer. Y Pablo pronto vendió su casa.