1980 - 1984 - Rockinger Tru Tune Tremolo, Eddie VH, USA

1980 - TTT – TRU TUNE TREMOLO

TTT S-Style

Desde los comienzos, el desarrollo de producto fue mi principal preocupación. Acababa de descubrir el flamante primer trémolo Floyd Rose en la Stratocaster de Matthias Jabs. Un consejo: hay que sujetar con bloqueo ambos extremos de la cuerda, en la cejuela y en el puente. Matthias, que a menudo venía en esa época, estaba entusiasmado y con razón, pero, al mismo tiempo le había encontrado pegas: "Si una cuerda se desafina- lo que puede suceder con un tirón extremo de palanca - hay que aflojar el bloqueo de la selleta con una larga llave Allen para poder afinarla de nuevo.”

Entonces se me ocurrió la idea de los afinadores de precisión. Así, las cuerdas sólo llevaban bloqueo en la selleta (evitando el problema de la fricción en las clavijas de afinación). Y se afinaba el trémolo con los afinadores de precisión (que ya existían para otros instrumentos de cuerda). ¡El Rockinger TRU TUNE TREMOLO había nacido! Funcionaba perfectamente. Y para ponerle la guinda, habíamos desarrollado un pequeño porta-llaves Allen que se atornillaba en la parte posterior de la pala, para llevar en él las llaves necesarias. Por cierto, hay varias empresas asiáticas que siguen copiando este porta-llaves hoy en día.

TTT-Patent


Keyholder S-Style

Poco después tuvimos nuestro primer stand en la MusikMesse de Frankfurt, ¡una verdadera aventura!. Harald, que ahora trabajaba por su cuenta, creó para nuestro stand una decoración de estilo hawaiano, con palmeras artificiales y todo. Nuestro vecino era KRAMER-USA. Su jefe, Dennis Berardi, vio nuestro trémolo y quedó fascinado. Los americanos estaban entusiasmados con nuestros trémolos y los golpeadores "verde menta". En muy poco tiempo se redactó un contrato y tuvimos que aumentar considerablemente el volumen de producción.

Dennis Berrardi pudo involucrar inmediatamente a Eddie Van Halen (primer usuario famoso de los puentes Floyd Rose) y nuestro trémolo Rockinger fue lanzado en los EE.UU. como "Trémolo Edward Van Halen". Las demás compañías de guitarra alemanas y, por supuesto, los proveedores, estaban pasando una mala racha debido a la competencia japonesa. Nuestro proveedor de piezas estaba encantado, porque constantemente le hacíamos pedidos de cientos de estos trémolos. ¡Maravilloso! ¡Un buen año!


TTT Kramer


TTT Kramer Eddie Von Halen

En la vida no todo sale bien (sólo lo menciono como una advertencia, en caso de que alguien no se haya dado cuenta todavía...). Por supuesto que esto incluye las oportunidades perdidas. Por ejemplo, me vi envuelto en una conversación de importancia histórica con Keith Richards y Ron Wood. Justo en el momento en que nos dimos la mano, mi socio Ingo me llamó a mi teléfono móvil para decirme que estaba en la entrada del vestíbulo y que si podía conseguir que entrara. Así que me disculpé con los dos Stones y les dije: "Un momento, ya vuelvo. Es mucho mejor si esto lo hablamos los cuatro juntos". Pero ahí acabó todo. Cuando finalmente tuve a Ingo en el salón Meet & Greet, Keith y Ronnie se habían ido hacía mucho. Estas cosas pasan y puedes enfadarte por ellas en retrospectiva. Es como cuando se te cae la brocha de afeitar al váter. Pero ¡qué diablos!, tienes que ser capaz de superarlo. Hay cosas peores que no hablar con Keith y Ron. (Pero a Eddie van Halen realmente quería conocerlo. Apagaría mi móvil primero. Lo prometo.)

1982 – Rockinger USA – Bernard Ayling

Por desgracia, el Sr. Floyd D. Rose no se había dormido en los laureles, sino que, por su parte y de forma independiente, desarrolló un trémolo con afinadores de precisión. Esto llegó a nuestros oídos en la fiesta de inauguración de Musicians Place "MP", una tienda de música en Hannover. El portador de las malas noticias se llamaba en este caso Frank Untermayer y era un empleado de Hamer. Frank siguió hablando y así nos enteramos de que Kramer tenía la intención de interrumpir su colaboración con Rockinger para hacer negocios sólo con Floyd Rose en el futuro. El mundo es un pañuelo. Züli y yo volamos inmediatamente a la fábrica de Kramer, en Nueva Jersey, para llegar al fondo de estos rumores. Por supuesto, en Kramer intentaron negarlo todo o, al menos, desacreditar el rumor. Sin embargo, por casualidad, estando en sus instalaciones, vimos clavado en un tablero de corcho un papel con información sobre el próximo lanzamiento de Floyd Rose. Todo suena como un thriller de espías, lo sé...

Coincidencia: También en Nueva Jersey, y precisamente en Asbury Park, justo al lado de la fábrica Kramer, había un comerciante de guitarras vintage llamado Bernard Ayling, que había ocupado parte de nuestro stand en la MusikMesse de Frankfurt. Hablaba alemán con fluidez porque vivió en Sarre durante doce años, como hijo de un soldado de ocupación americano. Lo visitamos y le describimos nuestra situación. E inmediatamente se ofreció, con entusiasmo, a hacerse cargo de la distribución en EE.UU. de nuestros trémolos.

Bernard Ayling

De todos modos, como en Kramer nos habían dado el número de teléfono del manager de Eddie Van Halen en Los Ángeles, tomamos un vuelo a la Costa Oeste sin más.

Freeway Beach

El único contacto que teníamos en Los Ángeles era una amiga de nuestro especialista en bajos, Henner Malecha, del que ya he hablado anteriormente. Esta Angela «Angie» vivía en una casa española, aunque en mal estado, pero preciosa, en Whitley Terrace, en Hollywood Hills, con un productor de cine que estaba un poco perdido. Así que Micha y yo fuimos allí con nuestro coche de alquiler y llamamos al timbre. El tipo que nos abrió la puerta, algo confundido, debía de ser ese productor. Nos pidió educadamente que volviéramos en unas horas, ya que estaba colocado con ácido y no era el momento adecuado. «¡Vale, vale, volveremos más tarde!». Así que volvimos a Hollywood, al aparcamiento de una licorería. Nos sentamos allí, compramos unas bolsas de patatas fritas y otras cosas y nos dedicamos a observar a la gente. Aquello tenía algo de LSD, ese bullicio de personajes frenéticos, unos cuantos tipos completamente hechos polvo, de vez en cuando un descapotable con yuppies, traficantes de drogas... típico de California.

Luego dimos una pequeña vuelta y volvimos a Whitley Terrace. Se llamaba Dennis y parecía haber bajado un poco de su viaje. Angela también estaba allí, una rubia muy sexy. Sí, en la primera planta había una habitación libre con dos camas. Podíamos quedarnos allí. Además, se alegraron de las latas de cerveza que habíamos traído, porque la nevera de los dos estaba bastante vacía.

En general, Dennis parecía estar en la ruina. De vuelta, compramos comida y bebida y nos pusimos cómodos con ustedes. Desde la terraza había unas vistas increíbles de Los Ángeles y, de vez en cuando, un colibrí revoloteaba hasta la fuente que habían instalado especialmente para él en uno de los postes de la terraza. Se quedaba casi inmóvil en el aire, con su exótica belleza, y succionaba agua del tubo de cristal con su largo y delgado pico del tubo de cristal, como una gran polilla. ¿Dónde más se puede ver un colibrí? Su forma de propulsarse es realmente extraña.

Whitley Terrasse

Los Ángeles en verano: por la noche hacía tanto calor que ni siquiera hacía falta taparse con la sábana. Al día siguiente hicimos todos juntos una pequeña excursión que nos llevó a una fiesta barbacoasubiendo las montañas. Allí lo pasamos muy bien y, a última hora de la tarde, regresamos a la casa española. Dennis desapareció un momento. Al poco rato volvió, abrió la mano derecha y vimos cuatro cuadraditos de papel de fumar con LSD.

¡Ay, ay, ay, hacía años que no tomaba drogas! Y mi último viaje con ácido, allá por 1972, había sido bastante desagradable. ¡Pero dio igual! Vale, vale, a la boca y debajo de la lengua, ¡a ver qué pasa! Nos tomamos unas cervezas y, en algún momento, empezó a hacer efecto. Miré desde arriba las copas de dos eucaliptos plantados mas abajo en la calle, mecidos por la suave brisa, y, de repente , me pareció que ya no podía enfocar bien las hojas. Pero no era exactamente eso: era más como si cambiaran de claras a oscuras. Y entonces el humo de mi cigarrillo Winston adquirió una plasticidad tremenda y les dije a los tres: «Mirad el humo, ¡qué plasticidad tan tremenda!». Eso nos provocó inmediatamente un enorme ataque de risa a todos. El LSD hizo efecto, de repente te encuentras en ese estado, sin que puedas definir exactamente en qué momento se ha producido el cambio. La capacidad de selección del cerebro se desactiva en gran medida, cualquier acontecimiento no solo se registra, sino que también se procesa de una forma muy intensa. Ya no se puede dejar vagar la mirada, las cosas más insignificantes dan lugar a elaboradas asociaciones, incluso frases o acontecimientos completamente irrelevantes trascienden a un nuevo significado. Todo se procesa de acuerdo con el estado de ánimo del momento, es decir, en principio te sientes tan bien o tan mal como si no hubieras tomado nada. Si estás de buen humor, con el ácido todo te parece absolutamente fantástico; si tu estado de ánimo es malo, todo te parece muy, muy malo. La consecuencia pueden ser viajes horribles con los peores estados de ansiedad y, posiblemente, daños permanentes.
En realidad, no deberías meterte en situaciones impredecibles cuando estás bajo los efectos del LSD. Pero Dennis propuso subir al observatorio Griffith. Allí hacían espectáculos de láser en la cúpula. Bueno, estábamos bastante confundidos, pero la realidad seguía siendo real, desde el punto de vista lisérgico. Seguí concentrándome en las hojas de eucalipto que latían allá abajo y luego nos dirigimos al coche, Dennis conducía y yo observaba fascinado las luces de la ciudad. Pronto giramos por una sinuosa avenida con plátanos que conducía al observatorio. Vaya, la corteza de aquellos árboles parecía compuesta de reflejos de espejos, esa luz y oscuridad, como si condujeras por un túnel con videos proyectados sobre las paredes. Finalmente llegamos a un aparcamiento en la cima y caminamos desde allí hasta el observatorio, donde había una cola increíblemente larga delante de la taquilla. Pero seguía sin importarnos. Nos pusimos en la cola, charlamos, nos reímos como locos y observamos lo que sucedía. Mil personas revoloteando, entrando y saliendo de la cola, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, sombras cambiantes. Entonces se me ocurrió esta frase: «¡Así que cada cola tiene su orden!».

Con LSD todo dura mucho más que sin LSD. Pero finalmente, tras lo que nos pareció una eternidad, nos llegó el turno de comprar las entradas y por fin pudimos entrar en la sagrada cúpula del observatorio. Pensándolo ahora, tengo que decir que sin el LSD quizá no habría sido tan genial, sobre todo porque en una área restringida, a unos metros delante de nosotros, había un policía con una ametralladora cargada que vigilaba a la multitud con autoridad. Pero en algún momento comenzó el espectáculo. Al son de «Rosanna» de Toto, coloridas figuras láser se elevaban en la cúpula del observatorio, los colores eran intensos, estábamos fascinados. La percepción acústica se intensifica mucho en bóvedas tan enormes.
Al cabo de una eternidad, el espectáculo terminó y salimos al exterior. Con el ácido no se pierde la sociabilidad, al contrario, pero eso de «compartir espacios de cualquier tipo con otras personas», en este caso con casi mil estadounidenses que habían subido aquí para ver el láser y que ahora se dispersaban por el recinto exterior o desaparecían en grupos hacia los aparcamientos, es más problemático que cuando no estás drogado. ¿Podrían darse cuenta de que habías tomado algo? ¿O... qué haces si te topas con algún imbécil? Pero, bueno, estábamos los cuatro, gente bien educada. Después de dar unas cuantas vueltas por los alrededores del observatorio, con unas vistas fantásticas de Los Ángeles, volvimos tambaleándonos al coche.

Abrí las puertas y me dejé caer en el asiento trasero. El asiento estaba hecho un asco. Palpé a mi lado en el asiento y noté un montón de pequeños trocitos s de cristal. Joder, unos cabrones de alguna banda callejera habían roto una ventanilla de nuestro coche. Salté del coche desconcertado y les expliqué a los otros tres lo que ocurría. Dennis, que había viajado mucho, fue el primero en comprender la situación. «¡Algo debe faltar!». Claro, no habían roto la ventanilla sin motivo. Y entonces me di cuenta, ¡mierda! Por desgracia, con insistió Dennis varias veces. Era realmente molesto, porque no sólo habíamos perdido la bonita cámara réflex, sino también algunos rollos de negativos que habíamos tomado en la costa este. Por suerte (véase las vibraciones positivas), había guardado la última película con las «fotos de Eddie» en mi maleta, como si lo hubiera presagiado. Así que, al final, no fue tan grave.

El ácido había pasado un poco a un segundo plano con el asunto, pero ahora volvía a hacer efecto. Seguimos hablando del tema y en poco tiempo volvieron a reinar las vibraciones positivas. Llegamos incluso a entusiasmarnos con la idea de que Dennis pudiera rodar una película estupenda sobre este asunto, con el guion prácticamente listo, y que así alcanzara un nuevo e insospechado éxito en Hollywood. Bueno, al día siguiente fuimos a la policía, presentamos una denuncia y más tarde, de vuelta en la buena y vieja Alemania, incluso conseguimos que la aseguradora nos reemplazara la cámara.

Eddie Van Halen

Les contamos nuestros planes con Eddie y Dennis nos aconsejó que fuéramos directamente a Sunset. Allí había un montón de tiendas de guitarras. Así que nos pusimos en marcha y pronto nos encontramos frente al «Guitar Center». Entramos y allí estaban, las guitarras Kramer con nuestros trémolos. Entablamos conversación con uno de los vendedores: «Sí, sí, Van Halen, ¡guau!». Y lo siguiente que nos dijo fue que Eddie llegaría en unos minutos porque tenía que recoger algo. Y, aunque no te lo creas, siete minutos después le dimos la mano a Eddie Van Halen. Era súper simpático y, como holandés, incluso hablaba alemán. ¡Y «Conan el Bárbaro» acababa de estrenarse en el cine!

Entonces charlamos un poco y le comentamos que teníamos una guitarra para él en el coche, una Starshape pintada de rojo y blanco con trémolo Tru Tune. Así que salimos todos al coche y desempaquetamos la Starshape. Eddie, entusiasmado con el Tru Tune, posó para esta bonita foto en Sunset Boulevard. Habíamos conseguido todo lo que queríamos de la nada. E incluso algo más...

Sin embargo, me pareció un poco extraño que, en una entrevista que concedió poco antes de su muerte, afirmara que la idea de los afinadores precisos había sido suya. Sin duda, esa fue idea mía. ¡Pero así es como se suele tergiversar la historia!

¡Sostén total con medio kilo de latón!


¡Incluso nuestro puente Tunamatic Wrap Around acabó en una guitarra de doble mástil de Eddie Van Halen!

San Francisco - John Cipolina

Unos días después nos subimos a nuestro coche de alquiler y nos dirigimos a San Francisco. Queríamos visitar a John Cipolina, a quien le habíamos dado uno de nuestros trémolos en el club Leine Domizil de Hannover. Por cierto, con anterioridad había sido guitarrista del grupo "Quicksilver Messenger Service" y también hermano del bajista Mario Cipolina quien aportó su talento al bajo a los News de Huey Lewis. John vivía en Mill Valley, 20 kms al norte pasado el Golden Gate. Un pueblo idílico rodeado de bosque. De madre italiana, tenía la casa llena de libros de cocina y nos mostró su colección de guitarras. Tenía rarezas: por ejemplo, una Gibson SG, en la que él mismo había grabado con un cuchillo de cocina unos adornos bastante extravagantes. Era un tipo un poco chiflado para el que no había nada sagrado. Fumamos muchos porros. Finalmente sacó una funda de tweed estrecha y rectangular y la abrió, dejándonos ver un rifle de caza. Nos explicó que una vez fue el campeón de caza furtiva de farolas en Mill Valley. Finalmente, totalmente borrachos, nos despedimos y volvimos al motel.

Stoneground

Züli había descubierto en una revista de San Francisco que Stoneground, su grupo favorito, actuaría en un club en Petaluma. Stoneground era una banda de la zona de San Francisco, bastante conocida en la época hippie. Por cierto, debutaron en el cine como banda de una decadente fiesta hippie en la película "Drácula 72" con Christopher Lee. Encontramos el club a unas 50 millas al norte. Stoneground, que había llegado a contar con 10 miembros, se había reducido entonces a una formación de trío más cantante, pero seguían sonando bien. Nos habíamos presentado brevemente antes del concierto, como fans de primera hora. Hablamos de los trémolos Rockinger, de que acabábamos de estar con John Cipolina, contamos la historia de Eddie Van Halen... Nos aceptaron muy bien.

A mitad del segundo set del concierto, empezamos a notar malas vibraciones. Estábamos sentados en un banco acolchado de pared y de repente un cenicero voló por encima de nosotros, lanzado con mucha fuerza. Oí a alguien decir en voz alta, un poco más allá: "No sé quién es la mujer y quién es el hombre". Algunos de aquellos paletos pensaban que éramos gays. Lo cierto es que nuestro estilo al vestir desentonaba un poco entre la gente de aquél pueblo.

Los de la banda debieron de darse cuenta de la situación y se pusieron a tocar la canción de los Doors "People Are Strange". Yo no quería dejarlo estar, porque me parecía que nos habíamos puesto sin querer en una situación un poco peligrosa, que podría acabar con nosotros dos magullados y tirados en una acera. Me acerqué a aquellos tipos: "¿Hay algún problema?" Por suerte, entendieron que éramos extranjeros, alemanes y se disculparon inmediatamente. El cabecilla me pidió entonces que fuera con él a la pequeña pista de baile frente al escenario para bailar con él. Lo hice, sospechando que en realidad, era él el que era gay. Qué mundo más hipócrita. Nos libramos por los pelos, pero, en cualquier caso, ¡hay que tener cuidado en ciertos sitios con los lugareños fascistas!

De vuelta en Alemania

De vuelta en Alemania, todo seguía por la senda del éxito. Además del Tru-Tune, había desarrollado otros trémolos de bloqueo: el "Les Trem II" que, a diferencia del Les Trem I, tenía afinadores de precisión. Además, podía atornillarse directamente en el cuerpo de una Les Paul o una SG, usando los agujeros ya existentes para el cordal, sin tener que modificar nada. Otra novedad fue un puente roller especial, de las dimensiones de un puente tune o matic, que ya entonces tenía una posibilidad de bloqueo lateral, así como dos tornillos para fijarlo. Sigo sin saber de qué se supone que la compañía "TonePros" tiene una "patente". Además, soy absolutamente de la opinión de que un puente tune o matic normal, que se mueve con el trémolo, funciona mucho mejor.

Las rueditas de los puentes roller raramente giran bien. La mayoría de ellas tienden a traquetear o a atascarse. Pero ése no era el espíritu de la época. En mi cabeza surgió un verdadero desafío: hacer un trémolo para las Telecaster. No paré de darle vueltas... finalmente con éxito: Después de algunas idas y venidas habíamos terminado el prototipo (el "Tellybrator"). Un trémolo de bloqueo, que encajaba exactamente en una Tele. Eso sí, había que hacer un agujero de 20 milímetros bajo la placa base para el muelle de presión, que no era visible desde el exterior. Con el Tellybrator y otros componentes impulsamos aún más nuestro negocio en EE.UU.

Made in Germany

Züli und ich mit Daimler

Mi amigo, el "Doc", alias Klaus Peter Reinicke, me dio la idea de incluir la marca de coches Mercedes en nuestra campaña publicitaria. Dijo: "Para los americanos, Mercedes es el símbolo de la ingeniería alemana por excelencia." Así es como surgió el eslógan "No sólo Mercedes hace famosos a los productos alemanes". Züli y yo posamos - ambos con guitarra - frente a nuestro ayuntamiento neoclásico, sentados en el capó de un Mercedes 280-SE de 1968 de doble faro, anunciando que, además de chucrut, también sabíamos hacer excelentes trémolos.


Tru Tone USA
Aquí arriba nuestro primer anuncio en los EE.UU. - 1981

Nuestro éxito fue sorprendente, ya que Bernard Ayling recibió varias cartas de agencias de marketing y publicidad diciendo "un anuncio así no funcionará en absoluto". Lo cierto es que, aunque el anuncio pudiese resultar un poco arrogante, a los americanos les encantó.

Para empaquetar los trémolos y otras herramientas, compramos una máquina de empaquetado y filmado. Pones el material en un cartón del tamaño de DIN-A2 y tiras de un rollo de lámina transparente mientras un elemento calefactor calienta la lámina desde arriba. Enciendes una bomba de vacío que aspira la lámina sobre la pieza en el cartón y la deja pegada. Habíamos desarrollado un nuevo diseño para el cartón enfatizando nuestro "Made in Germany" para los americanos: Arminio (el caudillo germano de la época romana) blandiendo una Rockinger Rocket en su mano derecha. Hoy en día creo que no funcionaría..

Hermann der Cherusker

Impulsando nuestro negocio en EE.UU. ¡Aquí una muestra!

Rockinger USA

Rcockinger USA

Rockinger USA

Rockinger USA

Rockinger USA

Tone Prosts


Fíjate también en el puente de bloqueo lateral (ver arriba), ¡una idea mía, que fue elogiada décadas después por Tone Pros como su ingeniosa y revolucionaria innovación!



Rockinger USA

Tellybrator  & Bass-Tremolo


Y pronto no sólo hubo el Tellybrator con afinadores finos y el muelle de presión invisible bajo la placa base, sino incluso, por insistencia de Henner Malecha, un trémolo de bajo con afinadores finos.

Karl Gölsdorf

Quiero mencionar aquí que mi bisabuelo Karl fue un ingenioso inventor de locomotoras de vapor. A lo largo de los años, diseñó nada menos que cuarenta y cinco modelos para los Ferrocarriles del Estado austríacos e inventó el llamado eje de Gölsdorf. Se usaba en las locomotoras de más de dos ejes y permitía que los ejes adicionales se desplazaran horizontalmente en las curvas para adaptarse al radio de la misma.
Karl Gölsdorf
En el primer distrito de Viena le pusieron su nombre a una calle y hoy hasta tiene un club de fans en Internet.

¡Trans-Tremolo!


¡Pero eso no era suficiente! El tal Ned Steinberger acababa de aparecer en el mercado con su trans-tremolo sin cabeza que se podía activar en varios pasos de tono. Simplemente me fascinó el hecho de que alguien tuviera una idea y fuera capaz de llevarla a cabo técnicamente. Aunque era una innovación técnica que personalmente no necesito en absoluto porque no me va la música country ni esos sonidos lapsteel superarmónicos.
Pero fue simplemente el incentivo para encontrar otras soluciones técnicas. ¡Me sentí «desafiado»! Empecé con esta abstrusa construcción de un cuerpo de dos partes, cuyas dos partes del cuerpo podían girar una hacia la otra, y cuya parte trasera actuaba prácticamente como una palanca de trémolo para cambiar el sonido. Empuja la «trompa hacia abajo o tira de ella hacia arriba, ¡acordes arriba y abajo! Las puntas esféricas de las cuerdas se asentaban en pequeños soportes sujetos a seis lengüetas bajo un soporte con seis tornillos prisioneros, con los que podías ajustar la altura de salida de cada cuerda. También había un tope giratorio, parecido a un revólver, para diferentes posiciones de reposo en pasos de semitono. Quizá no fuera una mala idea, pero ¡al garaje a por inventos desechados! «¡Nadie comprará eso!»

Latón

Prácticamente todos los herrajes de nuestro programa eran de latón, gracias a la empresa Müller & Sohn, porque simplemente era el mejor material para mecanizar piezas en pequeñas series mediante fresado y taladrado. Poco después, la empresa Schecter salió al mercado con sus copias exclusivas de Fender, equipadas con herrajes de latón, lo que desencadenó un nuevo boom: ¡el latón, el non plus ultra del sonido! Por supuesto, inmediatamente pusimos esta característica del producto en primer plano para nosotros con pleno éxito. Incluso teníamos tornillos prisioneros de latón para el ajuste de la altura de los puentes sencillos, ¡para conseguir aún más sustain! O nuestro puente monopieza envolvente: "¡Sostenimiento total a partir de media libra de latón!

Hoy en día, veo esto con sentimientos encontrados. Incluso hay algunos fabricantes de herrajes que anuncian que sus productos son de "bronce de campana". ¡Eso no puede ser! El bronce de campana no está disponible en el mercado en esa forma. ¡Y nada en contra del latón! Gracias a su estructura molecular y a su dureza, el latón presenta verdaderas ventajas tonales y no se oxida. Pero pronto surgió la teoría de que el viejo trémolo de la Strat de los 60, con su bloque de trémolo de acero oxidado y su placa base, simplemente sonaba mejor. ¿Quién lo sabe?

Conclusión: Aquí se ha hecho mucha propaganda en aras del sucio lucro, pero al final la construcción de una pieza de hardware es lo más importante para asegurar una buena transmisión de la vibración de las cuerdas a la madera de la guitarra.

Mac Wonderlea

Mac Wonderlea

Mac era un magnífico periodista de la revista Fachblatt y fue fan nuestro desde el principio. (También se enamoró de nuestra contable Gerda Maus durante nuestra primera aparición en la MusikMesse.) Aparte de eso, le gustaban nuestros productos, nuestra energía positiva y le encantaban nuestros anuncios, por abstractos que fueran. Fan de Frank Sinatra, era guitarrista y tenía un estudio cerca de Leverkusen. Desgraciadamente, también era aficionado a los licores fuertes, lo que finalmente lo llevó a la tumba en los 90. Una verdadera pérdida (y no lo digo sólo porque siempre escribiese bien sobre nosotros).

1983 – Jörg Sürie

En enero de 1983 Jörg Sürie empezó con nosotros como comercial, porque ni Züli ni yo éramos expertos en ventas y queríamos llevar Rockinger más allá, en términos de organización. Jörg se encargó los números y pronto se ganó el apodo de "Jake". No puedo recordar si era por uno de los personajes de la serie de televisión "Dallas" o de "Denver". Aquí aparece a la derecha. A la izquierda, Pierro Terracina de la empresa Magnetics. Fabricaban pastillas activas, estilo EMG, en Roma y nosotros nos encargamos de la distribución para Alemania.


Magnetics

Aquí una extraña creación de Horst, la Váter-Caster :



Klocaster

El pirateo de tremolo

El mercado de las guitarras siguió dominado por trémolos con afinadores de precisión y sistemas de bloqueo: Floyd Rose, Kahler y Rockinger. Aún no había mencionado a Kahler. Gary Kahler es un californiano que fabricó un montón de piezas de guitarra de latón para Schecter y otras empresas. Todos estábamos en un negocio altamente competitivo. Y a la menor oportunidad, los japoneses se apresuraban a copiar los productos que tuvieran mayores ventas. Para nuestro horror, descubrimos un anuncio en la revista estadounidense "Guitar Player", que mostraba una copia japonesa casi calcada de nuestro Les Trem. Nos pusimos furiosos.
Horst

En marzo acudimos a la MusikMesse de nuevo. Horst había construido una cabina de sonido portátil especialmente para la feria. ¡Madre mía!, la cantidad de material que nos llevamos a Frankfurt... Pero fuimos los Reyes con nuestros trémolos y nuestras guitarras y bajos. Y siempre se conoce a gente importante en este evento.

En Frankfurt, el pirateo de nuestros productos tomó un cariz completamente diferente. Gary Kahler parecía muy molesto y vino a nuestro stand a informarnos que había una compañía japonesa, llamada "Rokkoman", que ofrecía copias de todos los trémolos de afinación de precisión disponibles entonces. Incluso los describía en sus listas de precios como "Floyd Rose Tremolo", "Kahler Tremolo" y "Rockinger Tremolo". Traía en sus manos, en papel, esta lista de precios. Mi respiración se detuvo. ¡Miserables ladrones!


Gary Kahler und ich

¿Qué podíamos hacer? Primero, hablé con Mac Wonderlea, nuestro aliado y defensor. Había que exponer esta barbaridad al público a través de los medios, teníamos que avergonzar a los japoneses. El plan: ir todos los afectados, junto con una multitud de representantes de los medios de comunicación, al puesto de Rokkoman y enfrentarnos a ellos. Dennis Berardi, de Kramer, y alguien de Guitar Player se apuntaron rápidamente.

A la mañana siguiente nos presentamos allí unas 40 personas en el stand de Rokkoman y nos encaramos con ellos. Les preguntamos de qué iba todo aquello y si era que no se les había ocurrido la idea de comprar licencias para hacer sus copias. Y como para los japoneses ser avergonzado en público es lo peor que puede ocurrir, se arrepintieron inmediatamente y estuvieron dispuestos a hacer cualquier tipo de concesión. Todavía no sé qué pasó por sus cabezas. ¿Tal vez sus estándares morales eran distintos? Habían mostrado una completa falta de sentido de la justicia.

Gary Kahler había descubierto que detrás de todas estas copias estaba la compañía japonesa "Takeuchi", así que sacó ese nombre a colación una y otra vez. Aquí hay una foto de los de Takeuchi, que me dieron en ese momento.


Takeuchi Crew

Al final, los de Rokkoman, que también ofrecían otros productos, inmediatamente destruyeron todas las listas de precios y ofrecieron cooperación. A la mañana siguiente, todos los miembros del stand de Rokkoman tenían los ojos rojos y llorosos. Tal vez fueran imaginaciones mías, pero sí que es cierto que pueden llorar si se les ordena "desde arriba". Son cosas que a los no japoneses les cuesta creer. Alguien que sea tan descarado como para copiar productos extranjeros generalmente no es de confianza. Pero eso es exactamente lo que sucedió. Y nunca recibimos ningún pago por la licencia, aunque firmamos un contrato poco después.

Y aqui está - el logo nuevo "R"!

Catálogos de culto

Rockinger Katalog

Desde el principio intentamos que nuestros catálogos fueran siempre muy informativos porque, en esos primeros años, la gente carecía de información. Tratábamos de explicar todo de un modo lo más detallado posible, como antecedentes históricos, diseños "clásicos" de guitarras y bajos, etc.

Muy pronto tuvimos también en nuestros catálogos la sección "Electricidad para todos", un manual básico en el que se explicaban todos los circuitos habituales en los instrumentos y todo tipo de opciones para mejorarlos. Esto me tocaba de cerca, porque yo mismo (que no tuve de niño un kit de Electroman) soy un inepto en cuestiones eléctricas. Así, intentaba explicarme la situación a mí mismo, y por lo tanto a nuestros clientes, del modo más simple y claro posible. Muy simple: si yo, que soy un inepto, consigo entenderlo, los demás también podrán. La sección resultó ser un completo éxito e interesó mucho a nuestros clientes guitarristas y bajistas. Ay, todas esas posibilidades de circuitos con una multitud de pastillas. Todas las bobinas de humbuckers, los splits, las pastillas fuera de fase, selectores de 3 y 5 posiciones... Aún hoy tengo que buscar ciertas cosas en mi colección de circuitos porque algunos de estos conceptos se resisten a quedarse en mi cabeza.

Harald había diseñado un nuevo logo de la compañía para nosotros, alejándonos de la tipografía tipo pincel de Fender. En esta web puedes ver todo esto en "catálogos antiguos". He escaneado un catálogo de los 80 y lo he subido entero, porque ofrece una buena visión general de nuestro trabajo en aquella época. Y por supuesto también está el manual de electricidad que he mencionado (que por supuesto también está disponible - y mejorado - en la web actual de Rockinger). Desafortunadamente, todo lo que se escribía en aquel momento se imprimía en letra muy pequeña: ¡se recomienda el uso de gafas!



 Rockinger Elektrik für Jedermann

1983 – NAMM - y Buddy en Chicago

Durante el NAMM de verano de ese año, que se celebró en Chicago, una noche hicimos un atrevido viaje al South Side con Bernard Ayling. Iba a actuar un tal Buddy Guy. Yo no sabía nada de él pero, según Bernard, era el mejor. También decía que Guy había sido una influencia para Jimi Hendrix. Su actuación me dejó alucinado. Blues al rojo vivo en el Checkerboard Lounge, en el sur de Chicago. Un local muy canalla, con tipos negros de aspecto peligroso y mujeres negras y gordas que gritaban obscenidades en el escenario. Buddy respondía a los comentarios picantes y contaba anécdotas. Aquello hervía por el rock'n'roll y emanaba un ambiente increíble, fruto de la interacción total con el público. Una atmósfera efervescente, completamente desconocida para mí hasta entonces. Si no conoces a Buddy Guy ¡te has perdido algo muy serio! Al terminar, un chófer privado nos llevó a salvo a nuestro hotel. En la zona sur de Chicago es mejor no arriesgarse...

Ah, y en el NAMM incluso Leo Fender y George Fullerton se acercaron y y vieron nuestros trémolos. "Tienes cosas bonitas ahí", comentó Leo.


Bernard mit Leo Fender